26/10/20
Nos vemos en la obligación de reiterar que si bien la libertad de expresión es imprescindible para el funcionamiento de las instituciones democráticas, no es correcto ampararse en ella cuando, en verdad, el único objetivo es denostar a magistrados que resuelven de una manera que no nos gusta.
Debemos entender que para el adecuado funcionamiento del sistema democrático de gobierno, nos es exigible a todos el debido respeto de las instituciones de la República, de la Constitución Nacional y las leyes, y nada nos autoriza a exceder esos límites.
Cuando ello sucede, es necesario hacer un llamado a la reflexión, pues el malsano ejercicio de la libertad de expresión no sólo afecta la honorabilidad de las personas, sino que a su vez pone en riesgo el correcto funcionamiento de los poderes del Estado.